viernes, 26 de octubre de 2007

¿América o Defensor?

Con los resultados de anoche -Arsenal de Sarandí clasificó después de derrotar 3-1 a Chivas Rayadas y River Plate empató 2-2 con Defensor Sporting en el primer partido de su serie- se redujo la baraja de candidatos que puede enfrentar Millos en las semifinales de la Copa Sudamericana. ¿Por qué no hay ninguna certeza? Sencillamente porque la Conmebol instauró una regla que impide que equipos del mismo país se enfrenten en la final, por tanto, si River gana la serie (que se define el próximo martes en Buenos Aires), automáticamente deberá medirse ante Arsenal, así haya que modificar las llaves originales.

Así las cosas, para Millos las posibilidades se reducen ahora a América de México o los uruguayos de Defensor (quienes, objetivamente, parecen los menos opcionados). Si bien es cierto que no se puede esperar un rival fácil en las instancias semifinales de un torneo continental, mucho menos en el único que en el tiempo reciente se acerca en importancia a la Copa Libertadores, ¿cuál creen que es más conveniente? (incluso, hilando más fino, para los que tienen la posibilidad: ¿a dónde les resultaría más fácil viajar?) O más allá de eso, ¿a quién prefieren enfrentar, por el motivo que sea?

Por mi parte, prefiero seguir la tendencia de medirnos ante equipos grandes, en estadios importantes del continente, como debe ser, acorde a la altura e historia de Millonarios. Ya lo hicimos con Colo Colo y Sao Paulo. Además, eso nos daría la curiosa posibilidad de enfrentar a River en una hipotética final. Salvo Carlos Antonio Vélez, que puede llegar a ser la persona más absurda y obstinada jamás vista, no creo que nadie pueda desmerecer un título después de vencer a semejantes rivales consecutivamente.

Un dato curioso: tres de los cuatro equipos que eliminamos en Copa son los más recientes campeones de sus países (Nacional, Colo Colo, Sao Paulo) y todos ellos fueron eliminados por Millos cuando comandaban la tabla de posiciones de su respectivo torneo. Incluso, Sao Paulo es actualmente el virtual campeón brasilero y Bolognesi está muy cerca de adjudicarse el título peruano. Otro puntico para tomar en cuenta por parte de quienes quieren menospreciar la gesta embajadora -ya sabemos quiénes son-.

Por lo demás, con todo lo que ha evidenciado el equipo de Vanemerak, estoy convencido de que hay con qué, pero por ahora es recomendable -hasta por cábala- solo hablar de la semifinal. Paso a paso, con humildad y grandeza, a la vez, los hemos dejado a todos en el camino. Hay que seguir con esa tendencia… aunque sea imposible no ilusionarse. Imposible no soñar.

Un saludo azul… ¡Vamos que somos Millos!


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Toda Colombia menos algunos...

¿Millonarios es Colombia en la Copa? No, planteado así, por supuesto que no. Millonarios es Millonarios… y no es de nadie más que de sus hinchas (como bien lo enunció nuestro DT). ¿Millonarios es Colombia? Si, claramente, en un porcentaje significativo. Que no nos vengan con mitos mediáticos de los últimos tiempos y de advenedizos que poco o nada saben de lo que sucede más allá de sus mentes o de las fábulas tendenciosas con las que los convencieron ciertos personajes e instituciones expertos en mentir.

Y menos que quede ninguna duda: La hinchada más grande -e incondicional- de Colombia, desde la misma génesis de nuestro fútbol hasta nuestros días, ha estado vestida de Azul y Blanco, nada más (y el que quiera números, que le pregunte a los ejecutivos de Pepsi y Petrobras por qué pautan donde pautan). Lo sé de primera mano, no solo por la absoluta supremacía en la Capital del país, sino porque desde mi posición lo he podido corroborar a todo nivel: en cualquier estrato, en todas las regiones (paisas, vallunos, costeños, opitas, boyacenses, etc.), a cualquier edad, son millares los que vibran y han vibrado de cerca o de lejos con el Embajador (aspecto que ampliaré a futuro, sin duda alguna).

Volviendo al asunto: hasta cierto punto puedo admitir que haya personas de otros equipos montados en el bus de nuestra victoria. Los admito en la medida que pertenezcan a ese segmento de hinchas y simpatizantes -nunca fanáticos- provistos de una extraña y colombiana capacidad de hacer justamente eso: buscar alegrías patrias, colectivas, y sumarse a ellas, algunos por respeto o para sobrellevar mejor los éxitos de un equipo que no sea el propio, otros por verdadera identificación y algunos más por conseguir algún motivo para celebrar.

Sin embargo, para mi es claro: no puedo vivir con la contradicción evidente de que mi rival de cerca sea mi amigo en la distancia. Mucho menos que me represente. Por supuesto, la mayoría de ellos tampoco pueden: Millonarios, como el equipo al que siempre ha habido que mirar desde abajo, se grajea la enemistad de todos sus rivales. A veces hasta resentimiento, uno muy serio, y no hablo sólo de los rivales obvios. Cualquier persona que viaje con frecuencia para seguir al equipo puede dar fe de ello. Para llegar aquí, mucha mala energía hemos tenido que vencer... afortunadamente somos más.

¿Y los periodistas? Bueno, sus capacidades camaleónicas y/o cinismo (en el mejor y peor de los casos, respectivamente) merecen tema propio y en detalle. Aquí no tendremos problemas para hablar con nombres propios.

Un saludo azul… ¡Vamos que somos Millos!

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jueves, 25 de octubre de 2007

¿Hinchada? Solo hay una...

Y no habría ni que decirlo. Sólo vivirlo o por lo menos haberlo visto. He estado en casi todas las canchas de Colombia, en varias del continente, en clásicos de otros países (esos que prenden miles de celuloides), he visto títulos ajenos de cerca y pocas veces un estadio -y una ciudad- vibran como lo hizo El Campín en la hermosa noche del miércoles. O más bien, levitan.

Esto es pasión de verdad, incondicional. Un amor incontenible que agota boletería en horas, se enfunda con irrestricto orgullo la camiseta, alienta -literal, no hipotética,ente- los 90 minutos y hace vibrar a una ciudad -a un país-, aún veinte años después de no ganar un título. Es un sentimiento de millones que no muere ni en la peor circunstancia, antes, se revitaliza… ¡Qué fiesta vivimos!

No en vano tenemos el mejor promedio de asistencia de la Copa Sudamericana (y veníamos de las espantosas goleadas que nos propinó Quindío y Pasto). Lastimosamente, después de dos décadas los resultados deportivos son un imperativo obvio para ver un estadio siempre abarrotado. Para los que aprovecharon la ocasión para reencontrarse después de mucho tiempo con el equipo y su gente, espero que no olviden: así debe ser siempre.

Basta con que Millonarios haga una campaña medianamente decente -que generalmente puede traducirse en luchar por ingresar a los cuadrangulares- para que sus ingresos, capacidad mediática y taquillas borren hasta a los campeones y primeros en la tabla, llámense como se llamen.

En el lugar que merecemos, con la frecuencia que deberíamos, que me cuenten quién (?) nos llega siquiera cerca en cuanto a movilización, ingresos, aliento, fiesta, rating, mercadeo, prensa. Millos es un fenómeno singular y difícil de explicar: el más grande de un país con excesivo tiempo en la adversidad (a propósito, está más que claro que en la medida que volvamos al lugar que nos corresponde y los resultados se sucedan, El Campín nos va a quedar otra vez pequeño… este tema lo dejaré para otra entrada).

Ese tiempo ya está por acabar. Es una impresión que subyace en la mente de muchos, incluyéndome. Por justicia, así debería ser.

Un saludo azul… ¡Vamos que somos Millos!


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miércoles, 24 de octubre de 2007

Una aclaración...

Quizá en la entrada inicial haya sido excesivamente prosaico, pero para los que tenían alguna duda: ESTE BLOG ES DE LA HINCHADA. Por y para ella. Pretende canalizar los sentimientos, pasiones e inquietudes de cada fanático azul. Por ello, lo construiremos todos, así que:

- No duden en mandar cualquier tipo de material (fotos, videos, crónicas, anécdotas, etc.) a:
endorfinazul@gmail.com. Procuraré revisarlo todo y publicar lo más significativo, en el momento adecuado.

- Para comentarios, inquietudes y demás, pueden escribirme o agregarme a MSN Messenger:
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- Todos sus comentarios en las entradas son bien recibidos. El debate útil y argumentado está permitido, incluso, hasta recomendado: no siempre podremos estar de acuerdo.

- Para los incendiarios virtuales: ni se tomen la molestia. Ya tengo bastante experiencia en lidiar con personajes de dicha naturaleza, así que todos los mensajes ofensivos, procaces o sencillamente insensatos serán eliminados rápidamente. Yo soy el filtro.

- Por el momento está permitida la participación de hinchas de otros equipos (locales y extranjeros), siempre y cuando se atengan a lo establecido en el punto anterior. Espero que me den la razón y no sea necesario prescindir de esta política.

Un saludo azul… ¡Vamos que somos Millos!

miércoles, 17 de octubre de 2007

“Glorioso por su historia, Inmenso por su gente”

Hago parte de ese multitudinario grupo de hinchas azules a los que, aquellos que vivieron las épocas más gloriosas de nuestra escuadra, se refieren casi con sorna como La Nueva Generación. Es decir, hago parte de esas decenas de miles de colombianos que llevan a Millonarios en el corazón aún a pesar de no haberlo visto nunca campeón.

No lo reniego: pareciera como si año a año esa fallida ilusión alimentara cada vez más ese contagioso amor que comparto con millones más. Además, tampoco soy tan nuevo, pues cargo a cuestas con un poco gratificante registro: desde la primera vez que pisé las graderías de El Campín, en 1989, Millos no dio la vuelta nunca más.

Jamás importó demasiado… por él lo he dejado todo: clases, novias, trabajos, viajes, personas, momentos, muchos momentos. Pero gracias a él -y al linaje azul que acompaña mis genes desde el mismísimo Dorado- viví los mejores de mi vida: conocí lo que es la lealtad, el orgullo, la incondicionalidad, la grandeza, el amor, la felicidad.

No solo eso. También gracias a él conocí muchos lugares de Colombia y el continente, su cultura, sus estadios y su forma de vivir la pasión por sus equipos, tan solo para ratificar mi convicción de que desde el principio había escogido lo mejor de lo mejor. Muchos de los que son siempre admirados viven de famas excesivas o simplemente son sobredimensionados. Nosotros, no se imaginan lo que somos nosotros: un sentimiento inexplicable que se ven obligados a reconocer desde los más desconocidos rivales hasta los más enconados enemigos.

A eso apunta la existencia de este blog. Todo aquello que conforma la vida de la hinchada del que desde siempre ha sido el equipo más grande de Colombia: los proyectos y los anhelos, las fiestas y los viajes, los cantos y los sueños, todo. Mi pasión por la literatura me permitió la oportunidad de escribir estas y muchas otras líneas. Mi pasión por la historia conocer y comprender la dimensión de nuestra grandeza. Pero ambas cosas son sencillamente un pretexto para dedicarme a la mayor de todas mis pasiones.

En síntesis, soy solo uno más de los miles que cada domingo cantan, gritan, ríen, lloran y vibran con todas las sensaciones indescriptibles que puede producir la camiseta más gloriosa -más hermosa- de este país. Uno más de los millones que aguardan con fe ciega y pasión contenida el momento en que Millos vuelva al lugar que nunca debió dejar, para hacer justicia con su estirpe y su hinchada. Uno más de los que ni en las épocas más aciagas dudó un instante de la incomparable grandeza de nuestros colores.

Porque se vive cada día, en cada cancha, en cada tribuna. En cada calle de Bogotá y en cada rincón del país. En la vida. Porque Millos es como la vida misma y nada más.