"¿A quién va usted a creer, a mí o a sus propios ojos?"
Groucho Marx
Groucho Marx
¿Debería sorprendernos? Por supuesto que no. Es más, la función del circo ya era suficientemente previsible… y como en esos espectáculos sin novedad, sin chispa y con libretos trillados, las emociones desaparecen para los espectadores. Ya ni siquiera hay indignación, ira o repudio. Quizá, eso sí, un poco de asco e impotencia, ante la complicidad obvia del pseudoperiodismo y los oportunistas de siempre.
Ya sabíamos que las pobres víctimas y apologetas de la tolerancia, la paz y la armonía, como Carlos Antonio Vélez (pobrecito, cuando lo vi con esa cara de animal indefenso legitimando las acusaciones en su contra, una lágrima corrió por mi mejilla y recordé a mi hámster muerto), serían los primeros en tomar hipócrita vocería, que los aguastibias de El Tiempo se acomodarían como pudieran a la situación y que la Comisión –literalmente- A-R-B-I-T-R-A-L no tendría vergüenza para presentar su dictamen oscuro e inicuo.
Los hechos
¿Sanciones? Por supuesto que eran meritorias. Es más, si de algo podemos señalar a los implicados es de haber dado la oportunidad que muchos habían estado esperando (¡Incluso dentro del mismo club! Nuestros propios dirigentes (?) exigiendo sanciones desproporcionadas contra el DT…), máxime, cuando el Rey de Fábulas -también conocido como el “Bicampeón” (no puedo evitar sonreír cada vez que enfatizan y se les llena la boca diciendo eso cuando antes del 97, previo a la invención de los torneítos de pacotilla multiplicadores de estrellas, en los que se juegan finales con La Equidad y Huila, había que ser “Bicampeón” solo para sumar una estrella al escudo)- está ad portas de una crisis institucional y los demás elementos del grupo empresarial están desesperados en su afán por sacarlo de la situación.
Lo que no es meritorio es que nuevamente Millonarios tenga una justicia propia, inquisitorial, concatenada con el límite de la norma y no con la realidad de los hechos. Que alguien me explique cómo es que los jugadores juzgados por idéntico motivo a Bedoya cumplieron fecha de sanción durante la Copa Colombia pero él no o que Vanemerak haya recibido una multa de doble valor a la que recibió Umaña por agredir a otro DT y ser factor fundamental en una gresca que dejó casi 80 heridos (habría que ver la sanción que habría sufrido Millonarios y Bogotá en un caso similar).
Doble y triple moral
Bedoya, dos fechas sin posibilidad de cumplirlas en la Copa Colombia. Vanemerak, siete fechas y una multa de 10 millones de pesos. Briceño, tres fechas (se me viene a la mente la sanción impuesta al mismo Bedoya después de agredirse mutuamente con Valoyes –a quien le dieron dos-, cuando Vélez lo puso casi a nivel de criminal de guerra, o una vieja, en cuadrangulares contra Cali, que desarticuló al equipo por protestar una expulsión ilegítima).
Ojo, no fueron sanciones producto de un hecho espontáneo sino precedidas por un arbitraje claramente tendencioso, que por supuesto, pasó una vez más de agache -como el 80% de pésimos y perjudiciales arbitrajes que ha tenido que sufrir Millos este torneo-, apenas unas semanas después del escándalo descomunal que hicieron por sanciones arbitrales supuestamente favorables a Millonarios en el partido contra La Equidad, que a la postre se demostraron como legítimas no sin antes presenciar el espectáculo de la doble moral en su cénit, cuando a Alexis García le dio por abogar por la verdad, justicia y reparación, cosa que no hacía cuando la comida en el plato, los lujos y los títulos se los ponían siniestros personajes con todas las complicidades arbitrales imaginables (como el clásico de todos los tiempos: “se me cayó el silbato de la boca, por eso no sancioné penal”).
También, me queda la inquietud acerca de la nula responsabilidad de un DT siempre ético (!) y mesurado (?) como Fernando Castro, quien aparte de no haber todavía justificado por qué entró a la cancha y señaló que Vanemerak terminaría en una institución mental, tiene una historia tan transparente que es célebre internacionalmente por la forma en que agredió y provocó a Husaín, de River Plate, durante un partido de Copa Libertadores, con total complicidad y venía de la prensa deportiva colombiana en aquel entonces –básicamente, es la misma hoy en día-, que incluso se tomó la molestia de aplaudir su viveza.
¿Reciprocidad?
Claro que las abominaciones argumentales siguen al orden del día: uno tiene que tragarse cosas, en medios supuestamente serios (léase, El Tiempo), como que a pesar de que el arbitraje fue pésimo no influyó (!) en el resultado… obtuso, en un punto tan hilarante solo comparable con el blogger del "Bicampeón" en el mismo diario, un hamponcito adolescente –más- producto de la alienación mediática que les metió el cuento de una hipotética grandeza hecha a punta de sangre, balas y coca, quien no puede dejar pasar oportunidad para hacernos saber su resentimiento contra Millonarios y su hinchada, corroborando así que se odia aquello que no se puede alcanzar.
En ese orden de ideas, es un buen momento para exigir a las autoridades antioqueñas respeto y trato consecuente con la hinchada embajadora, la cual volverá a hacer una caravana monumental el sábado –sin ninguna equivalencia con la de algún otro equipo, ni siquiera en finales-, con por ahora más de 35 buses confirmados por parte de Comandos Azules, Blue Rain y otros grupos de hinchas. Son fanáticos que pagan su entrada, con el agravante de que deben hacer una travesía ida y vuelta de hasta más de 30 horas, por lo tanto está de más no permitirles ver la totalidad del partido, hacerles controles inhumanos y agredirlos solapadamente mediante el uso de la Fuerza Pública, solo por una actitud de irresponsable complicidad con los locales.
A ver si esta vez pueden demostrar una pizca de civilidad con la caravana, como sí lo hacen los bogotanos cada vez que un puñadito de energúmenos llegan desde allá a vandalizar los baños y paredes de un estadio recién arreglado, a robar el Tiger Market de la carrera 30, mientras las autoridades bogotanas les dan todas las garantías y protección, y los medios omiten deliberadamente estas prácticas criminales.
No se sorprendan si…
Por supuesto, dejaré grabando el partido para no perderme alguna gran atajada fuera del área -sin sancionar - por parte de Superman Ospina o alguno de esos detalles de fina coquetería arbitral a los que debimos acostumbrarnos en cada visita a Medellín desde los años 80’s, con el recuerdo cercano del partido en Copa Sudamericana, con un arbitraje que el periodismo continental no dudo en calificar de escandaloso y grosero… y eso que llegamos allá siendo últimos y ellos primeros (curiosamente el árbitro designado en aquella ocasión –Hoyos- fue el mismo que un par de meses antes le había sancionado a Santa Fe un penal dos metros afuera del área y a la fecha de hoy se encuentra vetado de arbitrar en el fútbol profesional, igual que otros “profesionales” con destacadas actuaciones en Medellín como Barahona y Duque).
Es que eso del lugar en la tabla y el momento al parecer es de suma irrelevancia a la hora de enfrentar a Millos; recordamos con gracia la celebración desbordada de los hinchas del "Bicampeón" luego de vencer a la nómina C de Millonarios el año pasado, mientras varios hinchas azules –incluyéndome- disfrutábamos las bondades del sabor a victoria en las calles de Sao Pablo.
Igual, espero que Millos, aún diezmado (Vanemerak, Bedoya, Mosquera, Briceño), cumpla su deber histórico de vencer una vez más a otro HIJO más de los varios a los que les llevamos más de 30 victorias de diferencia. No vivimos de mentiras, sino de hechos. ¿A quién va usted a creer, a mí o a sus propios ojos?
Un saludo azul… ¡Solo existe un Grande!
Contacto y Material: endorfinazul@gmail.com
MSN Messenger: millosdemivida@hotmail.com
Nota: Claro, no demoran en decir que exigir justicia es incitar a la misma violencia que muchos otros gestan con sus acciones, sean periodistas, dirigentes, comisiones o policías. Lo triste son los hinchas de Millos todavía ingenuos que están dispuestos a seguirles el juego. Afortunadamente, cada vez son menos.