jueves, 21 de febrero de 2008

Enfoque: Fútbol

Las diferencias entre los hinchas de Millos y los hinchas de otros son muchas, incontables. Sin embargo, una de ellas, en vez de ser motivo de orgullo se convierte con frecuencia en una inevitable molestia: para ser hincha de Millos hay que ser multidisciplinar.

Gracias a un pesado lastre que carga la institución desde tiempo atrás -el cual ha impedido su definitivo resurgir futbolístico-, no basta con simplemente hablar de los talentos o carencias de los jugadores, del planteamiento táctico usado por el estratega o el desempeño arbitral. No basta con la cancha. En Millos hay que saber de leyes, procesos judiciales, intrigas políticas, conspiraciones mediáticas y hasta más. Tanto así que para quienes tenemos que documentar el acontecer embajador siempre hay dos agendas, la futbolística y la extrafutbolística (siendo en ocasiones más nutrida esta última).

Para la muestra un botón
Pues bien, para quienes todavía tenían dudas, la semana pasada fue una nueva y contundente muestra. Debido a las cuestiones de siempre, con viejos y nuevos actores en los mismos escenarios, el lunes al mediodía la victoria que dejamos escapar en Cali ya era un asunto prácticamente olvidado. Opté por ver el desarrollo de la situación y esperar en silencio. Me sorprendió saber que otros bloggers representativos obraron de forma similar (14Albiazul y Azzurro, por ejemplo).

Debe ser porque en nuestra cercanía a la volátil caldera que suele ser la institución -en especial cuando Los Nefastos hacen de la suyas-, siendo testigos de jugarretas maquiavélicas, cinismo agobiante y luchas intestinas por poder, dinero, contratos, caprichos y egos, aprendimos a ser prudentes, a no sacar conclusiones apresuradas con la cabeza caliente y simplemente aguardar. ¿Cuántas veces en el pasado juzgamos con severidad a los que no correspondía y permitimos la continuidad de quienes nos desangraban desde adentro y lo continúan haciendo aún hoy?

A la fecha, tengo un panorama relativamente amplio de la situación, pero me faltan detalles. Por eso mismo, una entrada relativa a los poderes en las entrañas de Millonarios, a los acontecimientos inexplicables que suceden sin conocimiento del hincha, al gobierno, el lote, la democratización, la venta y demás, tendrá que esperar hasta cuando pueda eliminar la mayoría de conjeturas y pueda hablar con propiedad de hechos. Simple responsabilidad.

Lo cierto es que aunque el episodio pasó y en el club se vive una tensa calma a nivel dirigencial, el agua se movió muy fuerte y la agitación subsecuente bien pudo propiciar muchos movimientos con impacto definitivo a corto y mediano plazo (espero que para bien). Pero hoy quiero enfocarme en el fútbol, por lo que pueden consultar otras reflexiones en torno a este tema con mis compañeros de Versión Azul y el Blog de El Tiempo.

Y ahora si…
Ese mismo lunes, en la mañana, mi entrada para el blog estaba lista. Me refería al interés de Millonarios por vincular a otro delantero (esto se dilató un poco en medio del amago de crisis, pero vuelve a estar vigente; las inscripciones cierran el lunes) y a la actuación del anterior sábado en Cali, con todo lo anecdótico que se podía acotar.

En su momento, la presentación reivindicó un poco la derrota en el debut frente al ahora imbatido líder DIM, pero la desazón era inocultable: por lo visto en el campo de juego, cualquier cosa que no fueran tres puntos era una derrota. Y lo fue, con un detalle adicional. Cuando Ciciliano tomó el balón para cobrar el penal, mientras un jugador de campo rival se enfundaba los guantes, pedí al cielo que recapacitara y dejara intacta la página que ya había escrito en la historia. Lastimosamente la intuición no me falló y el empate que debía ser victoria resultó aún más amargo.

Ahora bien, objetivamente, en el campo de lo estrictamente cuantitativo, un punto de visitante es valioso. Y con la historia reciente frente a Cali, más. Creo que idéntica reflexión puede hacerse sobre el resultado contra Tolima, en el partido de anoche. Dos puntos en dos salidas de casa, en plazas de las que usualmente llegamos sin nada, es bastante aceptable… otra cosa es que por justicia hayan debido ser seis (¡Ay, la definición, la definición!).

Sin embargo, el valor connotado de los puntos conseguidos afuera –ya estamos entre los ocho- depende directamente de concretar victorias como local. Aunque agónico, contra La Equidad el propósito se consiguió. Ahora vienen en seguidilla Quindío y Pereira, en El Campín. Deben ser seis puntos fijos indiscutibles, no solo por la conveniencia y la localía, sino por los rivales. Con eso, creo que podríamos enfrentar con más comodidad y confianza el calendario que se avecina, bastante intrincado, por lo demás.

El interrogante
Algo inquietante, eso si, es que el DT no haya podido encontrar un onceno definido.
Producto de lesiones, sanciones y dudas sobre el desempeño de algunos jugadores, la alineación –también las variantes- ha sido prácticamente diferente en cada juego y, sin embargo, los cambios resultaron determinantes en el desempeño del equipo en los juegos ante La Equidad y Tolima.

¿Depender exclusivamente de Martín García como fórmula de ataque es escueto y permite que el rival tome control del partido? No lo podría determinar. Se supone que un esquema similar funcionó bien en la pasada Copa Sudamericana, si bien el planteamiento de esos partidos era diferente, por tratarse de llaves ida y vuelta.

Con el anunciado debut de Ariel Carreño y la posible vinculación de otro delantero, se pueden empezar a contemplar otras alternativas, que por el momento son García y Briceño, en funciones similares, o Castillo, quien no lo ha hecho mal pero es bastante irregular. Al día de hoy, cuatro goles ha convertido Millos en igual número de presentaciones. De ellos, ninguno fue convertido por los delanteros. No deja de ser algo por tomar en cuenta.

Para finalizar, solo me resta renovar la invitación a mantener el aliento a NUESTRO equipo durante los 90 minutos de cada partido. Una amiga, quien por primera vez visitó El Campín en el encuentro con La Equidad, me manifestó que lo más emocionante había sido como el vigor y el respaldo de la hinchada fue aún mayor en la adversidad de la derrota. Al final, nuestra paciencia tuvo efecto y justa recompensa.

Un saludo azul… ¡Solo existe un Grande!

Contacto y Material:
endorfinazul@gmail.com
MSN Messenger: millosdemivida@hotmail.com

NOTA: Capítulo aparte merece el novelón armado por la prensa y el cuerpo técnico de La Equidad por el asunto del arbitraje. Justamente por eso y porque el espacio ya es insuficiente, quedará pendiente para una próxima entrada.

jueves, 7 de febrero de 2008

Serenidad

No son días de tranquilidad para el hincha azul. La mente todavía no asimila objetivamente la suma de pequeños reveses del último par de semanas, que incluyen la no obtención de todos los refuerzos presupuestados, la irrelevante pero simbólica derrota con América y el inesperado inicio con pie izquierdo en el campeonato.

Por supuesto, esta situación –tan tentadora, tan ideal- está muy lejos de ser pasada por alto por los carroñeros de los micrófonos y, en especial, aquellos que tienen por encomienda desdeñar y subvalorar cualquier acontecimiento –bueno, regular, malo, da igual- relacionado con Millonarios.

Claro, me refiero a Carlos Antonio Vélez e Iván Mejía Álvarez (sabemos que son más, pero son estas las dos cabezas visibles de la bestia). Lo sorprendente no es que con toda impunidad continúen su calumniante y destructiva labor, pues al fin y al cabo, abocados a las leyes del consumo y al cíclico monopolio de los medios masivos, este tipo de personas están condenadas a perpetuarse en los canales de la información. Lo sorprendente es que todavía haya hinchas ingenuos dispuestos a sintonizarlos y, peor aún, tragar entero el compendio de mentiras, vituperios y perversiones que estos “comunicadores” (¿de dónde?) maquinan a partir de sus intereses personales y empresariales.

En el pasado, a modo de denuncia, quise hacer una antología de toda la información falsa y errada (¡y grave!) que Vélez y Mejía generaban desde sus puestos de trabajo y, sin embargo, siempre me vi abrumado por lo que resultó una tarea monumental que parecía renovarse día a día. Quise creer que con el pasar de los meses terminarían por perder toda credibilidad, producto de sus constantes desatinos y, sin embargo, el tiempo no me dio la razón. La ausencia de títulos y el afán por encontrar culpables parecen preceder cualquier razonamiento y ,aunque sin el aura de veracidad que gozaban en otras épocas, sus comentarios no dejan de envenenar aún a los más prudentes.

Pues bien, es ahora nuestro DT Mario Vanemerack quien, harto de la situación –como también estamos desde hace mucho quienes seguimos con fervor lo que acontece con Millonarios- y conocedor del modo de proceder de algunos mal llamados periodistas, ha decidido denunciar este mal endémico que persigue a Millos, muy fiel a su estilo, sin esconder nada:

“Si quieren guerra, guerra les voy a dar, porque sé muchas cosas de esos periodistas, y a mí me importa un carajo ir a la Fiscalía, y si tengo que ir a declarar voy, no tengo problema porque no maté a nadie, no robé a nadie, nunca me regalaron nada, yo tengo mi conciencia bien tranquila, llevo 20 años en Colombia y nunca me regalaron nada”.

Y continúa:

“Yo defiendo al club, porque esas personas atacan, destruyen, dicen cosas para poner al hincha en contra de Millonarios, le llenan la cabeza de porquerías y eso no me gusta, porque no puede un señor, por tener un micrófono, decir lo que se le dé la gana, no es así porque está destruyendo a una afición si no se dan los resultados".

Para ver la nota y declaraciones completas puden visitar el siguiente enlace:
Vanemerack: "si quieren guerra, la tendrán", de Fox Sports.

Que sea el propio director técnico quien lo señale le pone mucho más peso a lo que diga yo, que soy un simple hincha. Este no es un asunto de estar a favor o en contra de López (o un sano punto medio), no es un asunto de haber perdido el primero partido de toda una temporada o de que el tal Pato Galaz haya sacado mil excusas para incumplir lo pactado. No. Es un asunto de defender lo que queremos de enemigos deliberados, organizados y poderosos. Yo defiendo a Millonarios porque quiero su grandeza de vuelta y a su hinchada celebrando como indiscutiblemente lo merece. Nada más.

Que sea este un llamado a la serenidad, para halagar o criticar según la justa medida. También es un llamado a la prudencia y al racionamiento. A no aseverar ni asumir cosas que desconocemos en su totalidad - ni actuar en consecuencia- sencillamente por lo que llega a nuestros oídos de personas que solo sustentan con malicia, rabietas y groserías las acusaciones que hacen. Unidos somos más que nuestros verdaderos enemigos.

Un saludo azul... ¡Solo existe un Grande!

Contacto y Material:
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